Para descubrir el sentido de la vida

Ante el anciano todo él tembloroso
Atropellado por el peso de los años,
Tengo ganas de maldecir la vida.
Pero muy a menudo estoy sorprendido
Veo nacer en él tanta esperanza…
Entonces quiero cantar a la vida.

Cuando se derrumba el cariño
Tan pronto como está hecha la casa,
Tengo ganas de maldecir la vida
Pero muy a menudo estoy sorprendido,
Veo tantos lazos restablecidos….
Entonces bendigo a la vida.

Cuando veo paralizado
Un cuerpo de apenas quince años,
Tengo ganas de maldecir la vida.
Pero muy a menudo estoy sorprendido
Veo tantos esfuerzos cerca de él…
Entonces quiero servir a la vida.

Cuando oigo llorar al niño
Ya enfermo y sin padres,
Tengo ganas de maldecir la vida.
Pero muy a menudo estoy sorprendido
Veo tanto amor cerca de él…
Entonces quiero dar mi vida.

Marcel Perrier

A la vejez, viruelas

Erradicada en 1979, la viruela (o viruelas) era una enfermedad vírica contagiosa que afectaba principalmente a niños y adolescentes. Por tanto, no es una infección común en personas de avanzada edad.

La expresión “a la vejez, viruelas” es el título de una comedia escrita por el dramaturgo don Manuel Bretón de los Herreros, en 1817. Se trata de una obra en prosa que narra las vicisitudes de dos viejos. Algunos autores creen que el dicho surgió a raíz del estreno de la comedia en 1824.

De hecho, la frase alude a quienes se enamoran tardíamente y a quienes acometen aventuras no usuales para su edad y más propias de la juventud.