Siempre en mi pensamiento

Soy Carmen Alcaraz y he sido una de las que ha tenido un enfermo de Alzheimer durante 8 años. Era mi marido.
Hace un año que ha muerto y, la verdad, es que cuesta mucho conformarse, a pesar de que ya no era vida tal como estaba.
Ha estado en casa. Lo he cuidado siempre yo sola. Para algo urgente tenía a mis hijos, pero las noches y el día a día eran para mí.

Un médico me habló de que había un centro de día, y al final me convencí de que era lo mejor. Lo llevaba por la mañana y a las cuatro lo iba a buscar. Los primeros días le costó acostumbrarse y yo lo pasaba mal porque no sabía si se daba cuenta. Pienso que fue lo mejor para él.
Entonces una asistente social me habló de unas reuniones una vez al mes. Quería venir pero no podía dejarlo solo. Venía una chica voluntaria y se quedaba dos horas con él para que yo pudiera ir. Esto me ayudó mucho.
Yo estaba muy desesperada. Me fueron muy bien estas reuniones porque se preocupaban mucho de nosotras. Todos teníamos el mismo problema, y ahora sigo yendo a las reuniones siempre que puedo.
Carmen Alcaraz

“Mai més” (continuació i punt final )

El 15 de novembre de 2011, vaig escriure un text que titulava “Mai més” i que acabava dient: “Jo, en el nostre cas, ja no sé si en queden gaires més de llençols per perdre…”Avui, 23 de març, constato que sí, que encara en quedava un de llençol per perdre, el definitiu…

En Jordi ens va deixar el dia 17 de març. Ens va deixar per sempre, després de quatre mesos en què se li van anar apagant els minsos senyals de connexió que li quedaven quan li parlàvem o quan li fèiem un petó.

Ara, a la nit, quan em fico al llit, ja no li puc agafar la mà ni acostar-m’hi per sentir la seva escalforeta. La seva banda és buida i freda i res no em pot consolar d’aquesta buidor ni d’aquesta fredor.

Se n’ha anat envoltat de la nostra presència i del nostre amor, suaument, lentament, tranquil·lament…

Ell ho va donar tot per la família i pels amics, és recordat per tothom pel seu bon fer i per la seva bonhomia i és per això que els qui l’estimem el recordarem i pensarem que “Ningú no mor mai completament, mentre hi hagi algú per recordar-lo”.

El recordarem sempre!

Para descubrir el sentido de la vida

Ante el anciano todo él tembloroso
Atropellado por el peso de los años,
Tengo ganas de maldecir la vida.
Pero muy a menudo estoy sorprendido
Veo nacer en él tanta esperanza…
Entonces quiero cantar a la vida.

Cuando se derrumba el cariño
Tan pronto como está hecha la casa,
Tengo ganas de maldecir la vida
Pero muy a menudo estoy sorprendido,
Veo tantos lazos restablecidos….
Entonces bendigo a la vida.

Cuando veo paralizado
Un cuerpo de apenas quince años,
Tengo ganas de maldecir la vida.
Pero muy a menudo estoy sorprendido
Veo tantos esfuerzos cerca de él…
Entonces quiero servir a la vida.

Cuando oigo llorar al niño
Ya enfermo y sin padres,
Tengo ganas de maldecir la vida.
Pero muy a menudo estoy sorprendido
Veo tanto amor cerca de él…
Entonces quiero dar mi vida.

Marcel Perrier

A la vejez, viruelas

Erradicada en 1979, la viruela (o viruelas) era una enfermedad vírica contagiosa que afectaba principalmente a niños y adolescentes. Por tanto, no es una infección común en personas de avanzada edad.

La expresión “a la vejez, viruelas” es el título de una comedia escrita por el dramaturgo don Manuel Bretón de los Herreros, en 1817. Se trata de una obra en prosa que narra las vicisitudes de dos viejos. Algunos autores creen que el dicho surgió a raíz del estreno de la comedia en 1824.

De hecho, la frase alude a quienes se enamoran tardíamente y a quienes acometen aventuras no usuales para su edad y más propias de la juventud.