Los paradigmas del cuidador

Desde el principio el cuidador debe tener en cuenta lo mejor para la persona que debe recibir los cuidados.  Debe ser su cerebro, su mano, su corazón,  su bastón, prácticamente su “ángel de la guarda”. Debe saber concretar el amor hacia él o ella,  materializado en un total desprendimiento . Llega un momento en que   no hay más lenguaje que el lenguaje de los afectos. Lo demás no existe para quien amamos ni,  de ningun modo,  nosotros debemos esperar nada a cambio.