La estimulación multisensorial reduce la agresividad y agitación de los pacientes con demencia
Doctor Manuel Sánchez, coordinador de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Sagrat Cor de Martorell de Hermanas Hospitalarias.
Además de tener una influencia negativa en el desarrollo de la patología, los problemas de conducta son una causa importante del estrés que sufren los cuidadores.
“Los trastornos de conducta afectan tanto el estado físico de los cuidadores como el psicológico, provocando, por ejemplo, alteraciones del sueño, ansiedad y depresión”, explica el doctor Manuel Sánchez, coordinador de la Unidad de Psiquiatría del centro e impulsor de la prueba, en esta entrevista. “Este hecho conlleva que, muchas veces, estos tengan que abandonar su trabajo si no reciben un apoyo adecuado”, añade.
Durante los meses de enero y noviembre de 2012, el Hospital Sagrat Cor de Martorell llevó a cabo la primera prueba piloto en todo el Estado para comprobar el beneficio de la estimulación multisensorial en las alteraciones en la conducta que se dan en las demencias. “A partir de los años 90, esta terapia se empezó a aplicar en personas con esta patología, pero hasta ahora no se habían estudiado los aspectos positivos en las alteraciones en la conducta de estos pacientes”, subraya el doctor Sánchez.
¿En qué consiste el llamado Método Snoezelen o estimulación multisensorial?
Se trata de un método surgido en Holanda en los años 70, para tratar, inicialmente, a niños con discapacidad comunicativa severa (autismo, parálisis cerebral, etc.) mediante la estimulación de todos los sentidos a través de elementos de luz, sonido, tacto, gusto o aromaterapia. A mediados de los años 90 se inició su aplicación en afectaciones comunicativas adquiridas, especialmente en los pacientes con demencia.
¿En qué fase de los trastornos de conducta es más eficaz?
En el caso de los pacientes con demencia, se ha podido comprobar que la estimulación multisensorial es particularmente útil en las fases moderadas o severas de la enfermedad, precisamente cuando la capacidad de comunicación del paciente suele estar más afectada y los trastornos conductuales son más frecuentes.
¿Cómo afecta a los cuidadores los trastornos de conducta? ¿En qué medida este método mejora el trabajo de los cuidadores?
Los trastornos de conducta de los pacientes con demencia son la causa más frecuente de sobrecarga y agotamiento en los cuidadores y también, la causa más común de su institucionalización. Por ello, los tratamientos orientados a reducir estos comportamientos disruptivos, además de aumentar la calidad de vida del paciente, siempre suponen una mejora incuestionable del día a día de los cuidadores.
¿Qué indicadores se estimularon?
En el caso de nuestro estudio piloto a nivel de todo el Estado se monitorizaron todas las conductas distorsionadas que con más frecuencia pueden observarse en estos pacientes: agitación, agresividad, inquietud motora, ansiedad, depresión, alucinaciones, trastornos del sueño, etc. Los estímulos sensoriales fueron aplicados de manera secuencial por un terapeuta en dos sesiones semanales de 40 minutos cada una durante dos meses.
¿Cómo se identifican los estímulos que se tienen que activar de cada paciente?
La respuesta a los estímulos es absolutamente individual y no siempre predecible. En las primeras sesiones se identifican los estímulos que más atraen la atención del paciente y se aplican de forma prioritaria, evitando otros ante los que la persona pueda mostrar desinterés o rechazo.
¿Se trata de una terapia individualizada?
En general sí, aunque existen experiencias de aplicación grupal, especialmente en contextos donde se utiliza para mejorar el confort del paciente y no tanto como tratamiento de sus problemas de conducta.
¿Qué beneficios aporta en relación a otras terapias?
Se trata de una técnica que no precisa de la administración de fármacos, aunque debe aplicarse por personal preparado, pues no todos los pacientes pueden recibirla en todo momento. Puede ayudar a hacer menos necesaria la carga farmacológica a la que suelen estar sometidos y mejora la calidad de vida de los enfermos y también de sus cuidadores, incluidos los cuidadores profesionales. Finalmente, el manejo del lenguaje de los sentidos, íntimamente ligado a las emociones, permite ampliar el campo comunicativo de unas personas severamente limitadas en este sentido a medida que avanza la enfermedad.
¿Cómo se podrían incorporar los estímulos sensoriales en la vida diaria de las personas?
En realidad no es difícil enriquecer el ambiente de los pacientes, en casa o en residencia, con elementos que les estimulen sensorialmente; algunos estímulos como la música o la aromaterapia así como determinados elementos luminosos o visuales son de fácil aplicación. En todos estos casos es muy importante conocer cuáles han sido las preferencias del paciente con anterioridad para potenciar al máximo el efecto de reminiscencia de sensaciones agradables que la persona con demencia puede recuperar.
¿Qué beneficios aportaría para el tratamiento de los pacientes con demencia la implantación de una sala multisensorial, que neutralice algunos trastornos de conducta, sin recurrir a drogas, a nivel económico para sistema sanitario (S.S.)?
Los beneficios para el paciente y para los cuidadores, en instituciones donde el número de enfermos de Alzheimer u otras demencias es importante, son claros. Cualquier intervención que redunde en una reducción significativa de los problemas de conducta, tiene un efecto positivo en las cargas de cuidados que precisan estos pacientes: número de fármacos utilizados, intensidad en la dedicación por parte del personal asistencial, tiempo de internamiento, etc. Otros efectos más intangibles son igualmente importantes, como la reducción del denominado burn out del personal cuidador o la calidad de vida de los propios pacientes y de sus familiares. En muchos países de Europa, se puede acceder a la estimulación multisensorial desde los sistemas públicos de salud y se trata de un tratamiento plenamente incorporado en la oferta existente para estos pacientes. Hay que tener en cuenta que, además de una técnica, supone un cambio de sensibilidad hacia la calidad de cuidados que, sin duda, merecen los enfermos con demencia.
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