Georges Bernanos, novelista católico francés autor de Diálogo de carmelitas y Diario de un cura rural, afirmó contra quienes atacaban a la Iglesia:
«La Iglesia dispone de la alegría, de un depósito de alegría para devolvérsela a quienes viven el dolor».
Y añadía:
«Lo que ustedes han dicho y hecho contra la Iglesia… lo han dicho y hecho en contra de la alegría del mundo.»
Paul Claudel, después de su vuelta al catolicismo, dijo: «Me convertí porque comprobé que las personas que creían, que tenían fe, eran más alegres y felices.»
Marsol afirmaba: «La alegría habitual, aun en medio de los dolores y enfermedades, es la característica de los santos.» «La alegría es un asunto moral: no es el bienestar el que la proporciona, sino el alma la que la produce», enseñaba Mons. d’Ultz.
San Ignacio de Loyola manifestaba: «Me gusta ver reír a la gente. Un cristiano no tiene ningún
motivo para estar triste y tiene muchos para ser y estar alegre.»
El P. Charles enseñaba: «La mejor manera de procurarse alegría —para uno mismo— es dársela —primero— a los demás.»
J. M. Alimbau
Full dominical 7/04/2013