Yo recuerdo, cuando tenía ocho o nueve años, los días festivos solía ser un paseo de gente, muy variopinta, unos muy bien vestidos, enjoyados al límite, pieles y el perfume (no había otros después de la postguerra) básico “Myrurgia”.
Resumiendo: El paseo de gracia es una avenid que empieza en la Plaza Cataluña y termina en la Diagonal. Hay en este paseo fincas que se conservan muy bien: la Casa Lleó i Morera”. Por cierto la he visitado a fondo, es toda ella una joya, mi hijo Juan trabajó en el tercer piso y muchas veces iba a recrearme la vista, es todo un placer contemplar todo el paseo las tiendas eran muy bonitas, Santa Eulalia, ahora ha vuelvo a resurgir) era casa de modas y alta costura y géneros para confeccionar. También está la Casa Gratacós, Furest (ya no existe), los modistos Pedro Rodríguez, también Pertegaz, éste ubicado en la esquina de Diagonal.
Todo esto os lo puedo describir ya que a mis diez años era aprendiz e iba a muchas tiendas a recoger muestras y patrones, allí aprendí a coser.
También había un restaurante-bar que le llamaban “La Puñalada”, ahora es una caja o un banco; a la esquina de Córcega está el Palau Robert ahora es un centro de exposiciones, al jardín hacen conciertos, en fin es un palacete donde se realizan muchas actividades para el pueblo.
Sobre la “Illa de la Discòrdia”, situada entre las calles Consejo de Ciento y Aragón, la primera es la Casa Lleó i Morera”, la segunda es la “Casa Ametller” y la tercera es la “Casa Batlló”, La discordia no está entre las fincas, está en las innumerables opiniones que acompañaron la construcción de un extravagancia, totalmente ajena al gusto ochocentista.
Las tres fincas tienen algo en común como el hecho que fueron reconstruidas y reformadas después de su edificación. Lo más importante es que los arquitectos que las crearon contaban, como todos los modernistas, con muchos grandes artesanos que trabajaban mosaicos, hierro forjado, cristaleras de colores y elementos decorativos de interiores.
La Pedrera
Fue un insulto para la burguesía. Las malas lenguas dicen quela Casa Milà, todo y habiendo sido una iniciativa de Pere Milà i Camps, se tenía que haber llamado “Casa Guardiola”. ¿Porqué? Algunos argumentan que fue la fortuna del primer marido de la mujer de José Guardiola i Grau la que financió la construcción de dicho edificio. Uno de los dueños de esta finca fue Eduardo Aurat, también dueño de la famosa casa “Vinçon”, finca que ahora pertenece a la Caja de Cataluña.
Todos los detalles de esta redacción los he sacado de libros y recuerdos y vivencias mías.
Se me olvidaba comentar que La Pedrera es el último edificio que construyó Gaudí. La UNESCO reconoció la Casa Milà como monumento Patrimonio de la Humanidad en el año 1984.