Carta a mi amiga Ana

Ana, ahora ya no sufres, sólo tienes reposo. Me dejaste muy triste, no esperaba que te fueras tan pronto. Te encontré a las cinco de la madrugada ya fría, te gasté una broma diciéndote “que las discotecas ya habían cerrado”, mirándote vi que te habías ido para siempre junto a tus padres que tanto recordabas. Sé que la última visión que tuviste fueron tus hijos y tus nietos, por eso te los puse junto a ti y, de esta forma, no te sentirás tan sola y decepcionada por ellos.

Para mí fue mi amiga , de 47 años de amistad; ella me ayudaba y yo también a ella, nos contábamos todo lo que nos acontecía, ir al médico, hacernos mutua compañía.

Yo, al ver como iba evolucionando a peor, la instalé en mi casa y al cabo de dos meses murió, en mi compañía. No estuvo sola, pero sí con añoranza de no poder ver a sus hijos por última vez.

Se nace, se muere y se revive en el más allá.

La muerte se espera que te venga a buscar.

La muerte es vida, ya que si mueres es que has vivido.

Amor a la vida y amor a la muerte, más aun que no quieras ella te encuentra.

La amistad es un bien preciado, a la cual no le damos suficiente valor, hasta que se muere.

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *